La manifestación del sábado fue todo un éxito. Miles de personas se reunieron bajo el lema “Por la libertad. Todos los derechos para todos”. Fue una manifestación plural que contó con la participación de tendencias políticas y sociales muy diferentes, aunque algunos ya se han lanzado a decir que se han reactivado viejos frentes. Mis sentimientos son contradictorios. Hay mimbres y apoyo ciudadano para impulsar una solución pacífica, dialogada e inclusiva. Lo preocupante es que este nuevo impulso puede tener fecha de caducidad.
Un nuevo atentado de ETA terminaría con las esperanzas y las oportunidades que nacen de esta manifestación. ETA tiene la obligación de entender lo sucedido. Por un lado, la manifestación demuestra que una parte muy importante de la sociedad vasca sigue apostando por un final dialogado de la violencia y por lograr una convivencia plural donde todas las opciones políticas estén incluidas. Por otro lado, la manifestación es un ejemplo de que las reivindicaciones defendidas por medios exclusivamente pacíficos tienen un impacto y una potencia mayor que cualquier atentado, además de ser respetuosa con los derechos humanos y no causar ningún sufrimiento.