Mi impresión personal es que ETA no volverá a cometer más atentados. Esta convicción nace de varias ideas:
1- Los resultados de Bildu han demostrado que las estrategias democráticas y pacíficas ofrecen más y mejores resultados que la violencia.
2- El propio Otegi, lider de la Izquierda Abertzale ilegalizada, lo ha dicho, afirmando que su apuesta por una estrategia exclusivamente política y pacífica es irreversible e irrevocable. En una reciente carta, los encausados en el caso Bateragune lo explican con mucha claridad. Con esta convicción una ETA que pretendiera ir en contra de esta voluntad no tendría ningún futuro.

3- Brian Currin, en una interesante entrevista, también considera que «ETA no va a ir en contra de las decisiones tomadas por los líderes de la izquierda abertzale».
4- Y lo que es más importante, creo que la Izquierda Abertzale ilegalizada ha interiorizado que no puede defraudar a la sociedad vasca. La esperanza abierta les ha hecho ganar apoyos pero una vuelta a la violencia de ETA sin una ruptura clara haría que perdieran, quizá para siempre, la confianza que han generado en muchas personas.
Ahora bien, esta es mi convicción, la de un activista por la paz, los derechos humanos y el diálogo. También comprendo que, para muchas personas, el final de la amenaza que representa ETA no llegará hasta que decidan poner fin a la violencia de manera definitiva o hasta que se desarmen. Incluso así lo reconocen los líderes de la Izquierda Abertzale ilegalizada cuando, en la carta anteriormente mencionada, dicen que la mera existencia de ETA puede seguir constituyendo «una amenaza realmente percibida por algunos sectores».
Por ello, Lokarri sigue insistiendo en que es necesario el final definitivo para que desaparezca cualquier atisbo de amenaza de una vuelta a la violencia. No va a ser una tarea fácil pero en unos meses me gustaría poder escribir la tercera parte de este artículo con hechos que afirmen indudablemente que el momento de ese final definitivo ya ha llegado.
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