La consulta por la paz y la normalización que Lokarri celebró en Gernika el pasado domingo 9 de noviembre ha sido la culminación de un trabajo iniciado allá por el 12 de marzo, fecha en la que Elkarri dio por concluida su andadura y en la que surgió Lokarri con el objetivo de hacer de la propuesta de acuerdo, consulta y reconciliación un factor de unidad e integración social y política. Aquellos momentos eran muy especiales y esperanzadores ya que la sociedad vasca se encontraba en las puertas de un proceso de paz.
En esta primera etapa de actividad Lokarri trató de contribuir al desarrollo y culminación de este proceso incidiendo especialmente en la necesidad de un primer acuerdo entre las fuerzas políticas que hiciese posible la constitución de una mesa de diálogo oficial donde consensuar las bases para una convivencia pacífica y democrática.
Tras el fracaso del proceso de paz Lokarri lanzó una propuesta para convocar una consulta popular que tuviese la capacidad de desbloquear el proceso y dar un cauce democrático de expresión a la voluntad social mayoritaria de paz, diálogo y acuerdo. No es necesario extenderse mucho más en la descripción de todos los acontecimientos sucedidos durante este último año, entre otros, la presentación de la “hoja de ruta”, los atentados mortales de ETA, nuevos procesos de ilegalización, la aprobación de una ley de convocatoria de una consulta y su declaración de inconstitucionalidad, etc.
Ahora se inicia una nueva etapa en la que la Red ciudadana Lokarri debe definir su modelo de actuación para los próximos años. Lokarri ha de evaluar la actividad desarrollada y definir nuevos objetivos y retos para facilitar la contribución social activa a favor de la paz y la normalización. Por ello, y después de unos meses de intensa actividad, Lokarri afronta un proceso asambleario que permita la reflexión y la definición de nuevos planes de actuación.
Esta Asamblea de Lokarri se celebrará en un contexto muy especial. Previsiblemente en marzo de 2009 se celebrarán las elecciones de la Comunidad Autónoma Vasca, marcadas por dos grandes incógnitas. La primera está muy relacionada con la propuesta de convocar una consulta popular. Después de meses de intenso debate en torno a esta cuestión se puede extraer una conclusión fundamental de las declaraciones de las fuerzas políticas: hay un consenso básico respecto a la idea de que la sociedad vasca debe tener la posibilidad de pronunciarse democráticamente en una consulta popular. Otra cuestión bien distinta es que no hay acuerdo en cuanto al momento o mecanismo a emplear para celebrar esa consulta, ya que para unos debe ser la culminación de un proceso de reforma estatutaria y para otros un ejercicio del derecho a decidir de la sociedad vasca. Más allá de estas diferencias hoy nadie niega que la sociedad vasca tiene la última palabra en cuanto a su futuro y que esta voz tiene que expresarse en una consulta. Por ello, es necesario que todos los partidos políticos clarifiquen sus propuestas para avanzar hacia la paz y para implantar los mecanismos que hagan posible la convocatoria de una consulta en la próxima legislatura. La concreción de estas cuestiones en los programas electorales es fundamental para que la sociedad vasca pueda conocer, sin temor a sorpresas, cuál es el planteamiento que cada partido defiende.
La otra gran incógnita de estas elecciones es la participación de la Izquierda Abertzale. El Gobierno de Zapatero ha cometido los mismos errores que su antecesor Aznar y, en vez de facilitar la participación política normalizada de este sector social, ha regresado a la estrategia del recorte de derechos y libertades. En el caso de que se impida la participación de la Izquierda Abertzale el Gobierno estará sembrando de dificultades el importante debate respecto a la violencia de ETA que comienza asomar en dicha parte de la sociedad vasca. No hay que olvidar que uno de los grandes retos de la próxima legislatura será frenar el deterioro de la situación y dar pasos decididos hacia la paz y la normalización. En este sentido, es fundamental una declaración inequívoca de ETA para poner fin a la violencia pero también la participación política en igualdad de condiciones de la Izquierda Abertzale. Es evidente que dialogar con un partido político ilegalizado es mucho más complicado, sólo hay que comprobar las consecuencias en forma de juicios que ha tenido el pasado proceso de paz.
A modo de conclusión, Lokarri deberá diseñar su estrategia para una situación que seguramente estará definida por claves distintas a las que actualmente conocemos. Los principios de paz, diálogo, acuerdo y consulta son esenciales en cualquier situación y la principal guía de actuación de Lokarri. El gran reto consiste en acertar en un buen análisis de situación y en la definición de las prioridades de trabajo. La sociedad vasca se ha alejado del problema, hay grandes dificultades para movilizar y se reclaman soluciones concretas y espacios concretos de participación ciudadana. Lokarri, como movimiento social, debe ser consciente también de esta realidad y ofrecer mecanismos de implicación ciudadana para mantener el empuje por la paz y la convivencia.
(Este artículo es la editorial que se publicará en el próximo número de la revista Haritu)