Os dejo aquí la segunda parte del cuestionario publicado por el Observatorio Social del proceso de paz. Es aún más sencillo que el anterior.
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Paz, derechos humanos y desarrollo humano sostenible
Os dejo aquí la segunda parte del cuestionario publicado por el Observatorio Social del proceso de paz. Es aún más sencillo que el anterior.
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Hoy el diario Deia publica una entrevista con Brian Currin, un mediador sudafricano con el que he tenido la oportunidad de charlas en varias ocasiones. Brian es de esas personas lúcidas, capaz de encontrar soluciones a las situaciones más complicadas. La entrevista es extensa y quiero destacar alguno de sus comentarios.
Mi impresión de los últimos procesos aquí es que todas las negociaciones ocurrían por debajo de la mesa, en privado, sin que nadie se enterara aunque se acabaran enterando después, cuando en otros casos lo importante es que un proceso de paz sea totalmente abierto y transparente. De lo contrario, lo que sucede es que el Gobierno va por delante con los implicados y cuando finalmente anuncia una resolución a un proceso de paz, la gente de a pie no está lista para soportarla porque no ha participado en el trayecto que ha conducido a la misma.
En esta cuestión ha dado en el clavo: sin participación social es muy difícil que un proceso de paz avance y que los resultados sean tenidos como propios por la propia ciudadanía. La sociedad necesita identificarse con un proceso de paz, ya que es la destinataria de dichos resultados. Una idea parecida la exponíamos en una publicación que Lokarri editó en marzo de 2007.
Mirando a lo que ha pasado en los últimos años, creo que sería extremadamente difícil para Madrid aceptar un alto el fuego porque existe un problema de desconfianza enorme. Además, el Gobierno español está a la ofensiva, por lo que parece con bastante éxito, y ETA está respondiendo de forma también bastante agresiva.
Probablemente en los dos próximos años habrá intentos secretos, nunca de forma pública, de hablar para crear las bases de un nuevo proceso de paz. Pero en cuanto a un proceso real ahora no lo veo nada factible.
En esta respuesta apunta una clave importante: reconoce que un alto el fuego ya no es suficiente para generar confianza en el Gobierno. La ruptura de la tregua sin aviso previo ha tenido esta consecuencia. Si quiere iniciar un nuevo proceso, ETA tendrá que dar un paso de mayor garantía para demostrar su voluntad de poner fin a la violencia.
Es interesante, quizá porque él sabe algo, la mención a los contactos entre ETA y el Gobierno. Currin deja entrever que la puerta no está cerrada del todo, aunque también es consciente de las dificultades. En mi opinión, un nuevo proceso de paz es percibido como un riesgo por el Gobierno, por lo que necesita una gran seguridad para volver a iniciar el diálogo con ETA, de lo contrario, los daños políticos que puede sufrir por un nuevo fracaso no compensa intentarlo.
Es importante que las víctimas sepan de qué trata y que estén de acuerdo con el proceso de paz y con sus conclusiones, porque si no siempre van a estar en contra, que es básicamente lo que pasa aquí.
Es fundamental, tienes que buscar la manera de incorporar a las víctimas a un proceso de paz, de lo contrario contarás con su rechazo. Tienen que ser parte activa en un proceso cuyo objetivo principal sea que no haya más víctimas en el futuro. Este reto, “que a nadie le ocurra lo que me ha sucedido a mí”, puede ser un buen acicate para lograr una integración constructiva de las víctimas en un proceso de paz.
En definitiva, una entrevista interesante que merece la pena leer con detenimiento.
La foto está tomada del Consultative Group on the Past, grupo al que pertenece Brian Currin y que trabaja en la elaboración de recomendaciones para apoyar a la sociedad de Irlanda del Norte en la construcción de un futuro compartido.
Esta semana me han llegado invitaciones para acudir a conferencias sobre Derechos Humanos, víctimas y memoria que pueden ser de interés para todos los conversadores de este blog.
En primer lugar, el Instituto Pedro Arrupe ha organizado un Foro de Derechos Humanos que se celebrará todos los miércoles del mes de noviembre. Se tratarán temas relacionados con la diversidad sexual, la pobreza, la religión y la igualdad de género. Sin que sirva de precedente, los ponentes pertecen a organizaciones vascas. Es interesante este dato porque a veces tenemos tendencia a mirar siempre hacia fuera, que también es necesario para aprender, y nos olvidamos de lo que tenemos cerca de casa. Todo el programa de este Foro lo podéis consultar aquí.
En segundo lugar, la Fundación Idi Ezkerra ha organizado un ciclo, «Los caminos de la memoria», que quiere presentar una retrospectiva de las «diferentes formas con las que otros países que han sufrido guerras civiles y regímenes dictatoriales han hecho frente a la historia y han puesto orden en su conciencia colectiva». Ya se ha celebrado la primera charla, sobre Argentina, y todos los jueves hasta el día 20 se compartirán los casos de Bosnia, Sudáfrica y España (la charla sobre España será precisamente el 20-N). El programa está disponible aquí.
Por desgracia, ni los compromisos del trabajo ni la necesaria atención a la familia me permitirán asistir a todas las conferencias, pero al menos iré a la de Sudáfrica con vistas a hacer un reportaje para la revista de Lokarri, Haritu.
Hoy he podido leer que el Foro de Ermua pide a Betancourt que devuelva el Premio Príncipe de Asturias. Al parecer, el Foro Ermua ha defendido que Betancourt debería poner a disposición de la Fundación Príncipe de Asturias el galardón otorgado, «dado que se concedió antes de que realizara un pronunciamiento expreso sobre un asunto tan fundamental como el apoyo a la negociación con terroristas».
Ingrid Betancourt defendió la negociación con ETA en unas declaraciones hechas tras comparecer en un pleno del Parlamento Europeo el pasado 8 de octubre. Previamente, el 10 de septiembre, fue galardonada con el premio Principe de Asturias de la Concordia. Estas declaraciones han sido bastante comentadas en la blogosfera (Ejemplo 1, ejemplo 2, ejemplo 3, ejemplo 4). Ahora, el Foro de Ermua se hace eco de las críticas y pide la devolución del Principe de Asturias.
Durante el proceso de paz pudimos oír a los portavoces de la AVT, el Foro de Ermua o la Fundación por la Libertad, repetir incansablemente que
las víctimas y toda la sociedad española quieren que termine el terrorismo, pero los asesinos no han pedido perdón, no se han arrepentido, no han abandonado las armas, continúan con sus amenazas, siembran el miedo en las calles y actúan como un partido político legal. No se puede ignorar el clamor de las víctimas: que se reconozca y no se olvide su sacrificio en defensa de la libertad y la democracia, que se respete y preserve su dignidad; y que se logre el cumplimiento íntegro de las penas y la aplicación sin miramientos de las leyes vigentes. Ante el afán del Gobierno de ocultar y silenciar a todos aquellos que dejan en evidencia su proceso de rendición, desde la AVT pedimos una rebelión cívica.
Dicho en plata, estos grupos defienden que se dé toda la razón a las víctimas, que éstas tengan la capacidad de marcar los ritmos y objetivos de un proceso de paz, que cualquier tipo de diálogo es una rendición. Todo ello con una salvedad: hay que dar la razón sólo a las víctimas que estén en contra del diálogo. Si hay una víctima partidaria del diálogo, como es el caso de Betancourt, hay que ignorarlas y retirarles cualquier tipo de reconocimiento. Es lo que le ocurrió a Rosa Rodero en el programa de Tele 5 «La Noria» (en el que Miguel Angel Rodríguez y Maria Antonia Iglesias se liaron a insultos). Rosa defendió el diálogo y por ello fue menospreciada por algunos contertulios (referencias al Síndrome de Estocolmo, que si trabaja en el Gobierno Vasco, que su marido era del PNV, etc.) No es la primera vez que ocurre esto. Sin ir más lejos, Maixabel Lasa no ha sido invitada nunca a los Congresos Internacionales de Víctimas del Terrorismo, como reconoce en esta noticia, y la propia Rosa más de una vez me ha comentado que ella tampoco ha sido invitada, aunque se haya afirmado desde los organizadores que todas las víctimas lo habían sido. En definitiva, víctimas sí pero un poquito menos que las posicionadas en contra de todo lo que huela a diálogo, entendimiento y reconciliación.
Comentaba el otro día mis impresiones sobre la convocatoria del segundo homenaje a las víctimas, que se celebró ayer domingo, 18 de mayo. (podéis leer aquí la crónica de El Correo) Quiero comentar alguna de las cosas que he podido leer en esta crónica:
El ambiente estaba caldeado por la moción respaldada por el tripartito, Aralar y la izquierda abertzale que acusa al Gobierno de amparar a la Guardia Civil y a la Policía frente a las denuncias por torturas. Incluso, el presidente de la asociación catalana de víctimas, Roberto Manrique, entregó personalmente una carta a Ibarretxe para expresarle su malestar.
En la nota de prensa que hicimos pública desde Lokarri anunciando nuestra participación en el acto comentábamos que la deslegitimación de la violencia tiene su base en la defensa integral de todos los Derechos Humanos de todas las personas. Viendo lo descrito por la noticia y pese a mi amistad con Roberto Manrique, quiero afirmar que ambas cosas no están reñidas porque la verdadera deslegitimación de la violencia pasa por denunciar todas las vulneraciones de Derechos Humanos. Este fin de semana he podido leer que alguien comentaba (no recuerdo quién; es lo que pasa por ller 6 periódicos los domingos) que esa moción daba alas a ETA. Pues no, lo que da alas a ETA es tratar de combatirla con medios ilicitos y precisamente, lo que le quita toda justificación a ETA, es deslegitimarla con herramientas exclusivamente pacíficas y democráticas.
(Maixabel Lasa) Tras expresar su preocupación por el riesgo de que la «resignación» ante el paisaje de «coaccción, escoltas y falta de libertad» que sigue dibujando ETA convierta a los vascos en un «pueblo indolente»,
Hay que tener cuidado con este tipo de expresiones. La sociedad vasca ha sido muy activa en defensa de la paz y los Derechos Humanos. Parece que en la frase flota un reproche que además no ayuda en nada a las víctimas, que tienen que salir de esa espiral del «nadie me entiende ni me apoya». Seguro que el respaldo que se presta no es suficiente pero tampoco se puede generar un complejo de culpa en la sociedad, quién precisamente no es la principal responsable en todo lo que está ocurriendo.
Lasa se esforzó en trazar una nítida línea divisoria entre el final del terrorismo -que llegará, dijo, mediante la aplicación «justa y escrupulosa» de la ley- y los logros políticos, que deben ceñirse al ámbito del diálogo entre partidos. Mezclar ambos planos no sólo «pervierte» la democracia, dijo, sino que convierte a ETA en «notario» de la situación y «condena» a las víctimas a enfrentarse «dramáticamente al sinsentido de su dolor».
Estoy completamente de acuerdo pero esta frase, si se mantiene la idea, también sirve de argumento para defender que el diálogo político también es posible aún con ETA actuando, algo que niegan un buen número de partidos y representantes políticos. Me apuesto una cena a que precisamente Zapatero le dirá a Ibarretxe que dialogar con violencia no es posible.
Este domingo, 18 de mayo, se celebra el segundo homenaje institucional a las víctimas del terrorismo. Miembros de Lokarri acudirán a este acto porque consideramos que es de justicia mostrar el apoyo a las víctimas. Hacerlo una vez al año no cuesta nada y es un recuerdo que hay que mantener.
Por el interés que tiene os dejo un extracto de la rueda de prensa ofrecida por Maixabel Lasa en la presentación del acto: