Ya se ha conocido la sentencia del Tribunal Supremo en relación al recurso presentado contra las condenas impuestas por la Audiencia Nacional en el proceso 18/98. Es un tema que me interesa especialmente. Más allá de las cuestiones relacionadas con el respeto a los Derechos y Libertades democráticas básicas, tengo también un interés personal.
Mi memoria me falla mucho y ya no recuerdo si fue en 2004 o 2005 cuando me uní a un grupo de personas compuesto por acusados dentro de dicho proceso y otras que estábamos preocupadas por el contenido de las acusaciones. El lanzamiento de la plataforma 18/98+ supuso mucho trabajo compartido y un gran esfuerzo de acuerdo. En mi caso era consciente de que tenía muy poco en común con algunos de sus integrantes, mientras que con otros establecí una relación de confianza que se ha mantenido con los años. En 2006 dejé de participar intensamente, ya que las labores de coordinación de Lokarri no me dejaban tiempo para más, lo que no ha impedido que hayamos mostrado nuestro apoyo a las diversas iniciativas que han planteado.
En relación a la sentencia, me alegro mucho por todas las personas que han sido absueltas. Como he comentado, a algunas de ellas las conozco mucho y son personas que defienden la desobediencia civil no violenta y que no tienen ningún tipo de relación con ETA. Otras, en cambio, aunque han visto reducidas sus penas, han sido condenadas por unos delitos de pertenencia o integración basados en unas pruebas muy inconsistentes, fundamentalmente porque no se ha demostrado que actuasen de manera consciente y deliberada al servicio de ETA y, sin intencionalidad, no hay delito.
La sentencia del Tribunal Supremo es muy extensa, más de 1.000 páginas, pero se puede destacar un párrafo recogido en la página 853:
«la desobediencia civil puede ser concebida como un método legítimo de disidencia frente al Estado, debiendo ser admitida tal forma de pensamiento e ideología en el seno de una sociedad democrática.»
Lo peor de todo es que han tenido que pasar diez años, un tiempo muy duro para los acusados, para llegar a esta conclusión.
También están hablando de ello:
– Amador Fernández-Savater ha hecho una entrevista a Sabino Ormazabal, una de las personas que han sido absueltas, quien afirma que seguirán «tocando la música de la desobediencia civil«.
– En Ceros a la Izquierda afirman que «La ilegalización de formaciones políticas y el cierre de medios de comunicación son bioindicadores que hacen saltar las señales de alarma sobre la calidad democrática de nuestro país, España».
– En la misma línea se pronuncia Hugo Martínez.
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