Democracia deliberativa y directa: Toscana y Suiza (II)

Comentaba ayer algunas de las ideas que pude escuchar en el seminario sobre participación ciudadana y democracia celebrado el 21 de enero en el Palacio Euskalduna. He dejado para un segundo post la intervención de Andi Gross (parlamentario suizo y miembro del Consejo de Europa). Su intervención fue un completo acercamiento a la democracia directa que quiero compartir con vosotros.

Andi Gross comenzó con una breve explicación de la Filosofía de la democracia directa. En su opinión, la democracia siempre está en proceso de mejora, aunque hay que establecer un principio de partida: la ciudadanía no es un objeto sino el sujeto de la democracia. Tiene que tener el poder, también en el periodo que discurre entre la celebración de elecciones. Al igual que Martin Bühler insistió en que la democracia directa no es una alternativa a la democracia representativa, sino que hace ésta más representativa. Son complementarias, la dota de mayor legitimidad. Supone aprovechar el potencial social, para evitar la frustración social que genera en algunos ciudadanos ver lo mal que hacen las cosas los políticos y no tener posibilidad de decir nada, ni incidir en la vida política. En una democracia directa el poder es realmente compartido. Los representantes no tienen el monopolio de las decisiones y se huye de la partitocracia. Además, cuanto más intensa es la participación de la ciudadanía ésta se desarrolla, aprende más, se responsabiliza y se siente participe de las decisiones. El poder de la ciudadanía provoca y promueve la creatividad y la riqueza cultural. Los representantes son más humildes porque la ciudadanía tiene la última palabra y la posibilidad de revocar sus decisiones. Finalmente defendió que una democracia directa bien diseñada facilita la integración de la diversidad, la unidad de la ciudadanía y es una herramienta para evitar conflictos.

Un elemento que consideró clave fue que la democracia directa necesita un buen diseño, basado en cinco elementos: abierta, sencilla, libre, no sujeta a quórums y regulada claramente:

1) Abierta a la participación, que facilite la convocatoria de referéndums si los ciudadanos así lo solicitan.

2) Sencilla, sin imponer una recogida de apoyos exagerada para su convocatoria, como ocurre en Francia.

3) Libre, pudiendo utilizar la calle para poder transmitir los contenidos y objetivos del referéndum a toda la sociedad (por ejemplo, en Alemania hay que ir a una comisaria para poder firmar apoyando la convocatoria de un referendum).

4) No sujeta a alcanzar un determinado nivel de participación para tener validez. Por ejemplo, en Italia tiene que participar el 50 % de la población por lo que basta con no ir a votar para evitar el éxito. En Suiza, en cambio, la participación es considerada una responsabilidad y quienes están en contra también acuden a votar.

5) Regulada de manera clara y justa, especialmente el acceso a los recursos públicos para el impulso de un referéndum.

La tesis de Andi Gross es que una democracia directa bien diseñada cambia la cultura política. Ha estudiado los casos de Suiza y California y ha podido comprobar que en ambos casos los políticos son más comunicativos y comprensivos, ya que la ciudadanía puede echar abajo sus decisiones con la celebración de un referéndum, y no sólo hablan, sino que también escuchan y aprenden. De esta manera, se reduce la distancia entre sociedad e instituciones y la ciudadanía adquiere mayor sentido de la responsabilidad. Un ejemplo de ello es que Suiza aprobó en referéndum una subida de impuestos.

El problema es que, siempre según el propio Gross, la democracia directa bien diseñada es una excepción en Europa. Los referéndums han sido convocados mayoritariamente por las instituciones, han sido muy ocasionales y la ciudadanía ha tenido pocas posibilidades de promoverlos de manera directa.

Su intervención finalizó con una afirmación un tanto discutible pero sugerente: la democracia vive una doble crisis en Europa ya que es demasiado representativa y está casi exclusivamente basada en los estados actuales. Su propuesta para superar esta crisis es generar una democracia transnacional, basada en una verdadera constitución europea, donde Europa, los estados y la ciudadanía compartan el poder.

Mañana compartiré mis conclusiones de este seminario.