Consulta en Arenys de Munt

Ayer domingo, en Arenys de Munt, se celebró una consulta sobre la independencia de Catalunya. No me corresponde opinar sobre si la independencia es un buen proyecto para Catalunya, ya que es un tema que les compete a ellos, a los propios catalanes. Ahora bien, considero que dicha consulta es un ejemplo de participación democrática y de reivindicación política por medios exclusivamente pacíficos, opinión que coincide en parte con la que expresa Imerburu.

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Excesos 2.0 (I). La democracia colaborativa.

Últimamente asisto atónito a una concepción de la Web 2.0 como si fuera la conjunción de todas las virtudes, una especia de Nueva Era que impulsa la verdadera y auténtica participación ciudadana, desdeñando o minusvalorando cualquier otra forma de participación que no tenga su reflejo en la red de redes. Una cosa es que la facilite y otra muy distinta que todo lo que no existe en la red no sea participación ciudadana. Esta idea me surge a raíz de la celebración del curso de verano organizado por Politika 2.0 donde he podido escuchar varias intervenciones en este sentido, aunque el balance del curso ha sido muy positivo e interesante.

La democracia colaborativa.

Marc Lopez Plana, de NuestraCausa, explicó el contenido de la democracia colaborativa, un concepto de nuevo cuño defendido, entre otros, por Beth Noveck, Jefa Adjunta de Tecnología para el Open Goverment del Gobierno de los EEUU, que sostiene que la participación ciudadana puede ir más allá de la toma de decisiones creando también un valor añadido en los servicios que la administración ofrece a la sociedad. Es una visión interesante y sugerente, ya que apuesta por escuchar a los ciudadanos para mejorar el trabajo de las administraciones.

El problema es que Lopez Plana contrapuso los conceptos de democracia deliberativa y directa frente a la colaborativa. Su principal crítica a la primera era que en los procesos de democracia colaborativa sólo participan las asociaciones que son elegidas por la administración que pone en marcha el proceso participativo. Es una visión simplista de democracia deliberativa mal planteada. En el caso de Toscana, que ya comenté en un artículo anterior, incluso ciudadanos individuales pueden impulsar procesos deliberativos apoyados por los recursos de las administraciones. Es más, estos procesos no están bien diseñados si no incluyen todas las voces, tanto de grupos organizados como de personas a título particular, por lo que la crítica de López Plana me parece muy endeble.

También criticó la democracia directa por no ofrecer soluciones a problemas complejos. También se trata de una visión reduccionista y basada en tópicos. Justamente, en otro artículo referido a la democracia directa en Suiza, comentaba como Andy Gross afirmaba que “cuanto más intensa es la participación de la ciudadanía ésta se desarrolla, aprende más, se responsabiliza y se siente participe de las decisiones. El poder de la ciudadanía provoca y promueve la creatividad y la riqueza cultural. Los representantes son más humildes porque la ciudadanía tiene la última palabra y la posibilidad de revocar sus decisiones. Finalmente defendió que una democracia directa bien diseñada facilita la integración de la diversidad, la unidad de la ciudadanía y es una herramienta para evitar conflictos”. Es cierto que el uso de la democracia directa de manera puntual y escasa, como es el caso español, no aporta nada a las soluciones compartidas sobre problemas complejos, pero Suiza y California demuestran que un buen diseño de la democracia directa hace que se genere una corriente de colaboración entre la administración y los ciudadanos que permite afrontar y encontrar soluciones compartidas.

En su presentación, Lopez Plana propone un decálogo de reflexiones para la efectiva colaboración entre voluntarios expertos y gobiernos.

Entre otras ideas propone:

2- “Pregunta a las personas adecuadas”. Supongo que alguien tendrá que elegir a esas personas adecuadas, con lo que se cae en lo mismo que critica a la democracia deliberativa, es decir, que hay una selección, en su propuesta no de grupos, sino de personas expertas. Por tanto, propone cambiar a los grupos organizados por expertos. Estos últimos son necesarios en cualquier proceso participativo correctamente diseñado, pero no comprendo por qué deben sustituir a las asociaciones. Frente a esta propuesta, la propia Noveck sugiere una selección de los participantes igualitaria, es decir, todas las personas pueden participar aunque seguramente sólo los expertos lo harán. A ello añadiría que también habrá grupos que quieran participar porque son expertos en la materia.

5- “La plataforma tecnológica tiene que reflejar el trabajo del grupo y la pertenencia a éste”. Si se lee literalmente este principio, Lopez Plana propone dejar fuera de los procesos participativos a todas las personas e incluso a los expertos que no tienen acceso a internet o que simplemente no quieren utilizarlo para participar. Es la culminación de la idea de que la verdadera participación sólo es la 2.0. Es evidente que en ciertas materias los expertos se encuentran y emplean intensivamente internet, como pueden ser los servicios públicos 2.0, pero en otros muchos no y considero que también deben ser sujetos activos en esta democracia colaborativa.

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Democracia deliberativa y directa: Toscana y Suiza

El miércoles 21 de enero se celebró en el Palacio Euskalduna un seminario sobre participación ciudadana y democracia organizado por el Departamento de Vivienda y Asuntos Sociales del Gobierno Vasco. En esta jornada participaron Rodolfo Lewanski (Autoridad para la Participación de la Región de Toscana), Martin Bühler (Secretario General del Instituto Europeo sobre Iniciativas y Referendums) y Andi Gross (parlamentario suizo y miembro del Consejo de Europa). Muchas veces acudo a jornadas como ésta con el temor de salir igual que he entrado. En este caso puedo decir con total seguridad que fue de lo más interesante y sugerente. Los tres fueron didácticos y concretos, planteando cuestiones testadas en las prácticas desarrolladas en la Toscana y en Suiza.

Rodolfo Lewanski presentó la democracia deliberativa como un ejercicio de diálogo impulsado por el descenso en la confianza en la democracia y sus mecanismos habituales para tomar las decisiones. Reconoció que no es alternativa a la democracia representativa y que tampoco es igual a la democracia directa porque en la mayoría de ocasiones los procesos deliberativos no tienen la capacidad de tomar la última decisión. A partir de ahí planteó los principios básicos que sustentan la democracia deliberativa: 1) generar relaciones interpersonales, 2) incluir todas las voces, 3) dialogar, 4) fomentar la deliberación, 5) escucharse mutuamente, 6) primar los mejores argumentos sobre el poder, 7) tener como objetivo el acuerdo y el consenso y 8) dotar de un proceso estructurado a la deliberación.

En 20 minutos tuvo tiempo de desarrollar todos estos puntos y además explicar que la institución que él preside es independiente del Parlamento y el Gobierno. Su misión es impulsar debates públicos sobre grandes proyectos y apoyar procesos de participación local puestos en marcha por las administraciones locales, los ciudadanos (apoyados en recogidas de firmas) o, incluso, empresas, mediante el asesoramiento y los recursos económicos necesarios.

Por su parte, Martin Bühler, inició su exposición distinguiendo tres tipos de democracias modernas: 1) la representativa, 2) la participativa, donde la ciudadanía opina pero no decide de manera vinculante y 3) la directa, cuyos ejemplos son Suiza y California. También coincidió con el anterior ponente en que la democracia directa es complementaria a la representativa y añadió un matiz: la democracia directa es también deliberativa añadiendo la característica de que la opinión es vinculante.

A continuación explicó numerosos detalles sobre los procedimientos para convocar referéndums en Suiza, terminando su exposición con cinco conclusiones:

1- la democracia directa da instrumentos a toda la ciudadanía para intervenir directamente en política.

2- La democracia directa permite aprender juntos y encontrar soluciones aceptables para todos, ya que los promotores de las consultas quieren ganar y para ello deben lograr la máxima adhesión posible de la población.

3- La democracia directa da una voz a las minorías, ya que pese a perder un referéndum tienen la capacidad de situar su propuesta en el centro de la vida política del país.

4- La democracia directa permite que los servicios públicos sean más eficientes y las inversiones mejor encauzadas porque una mala gestión siempre se enfrenta a la posibilidad de que la ciudadanía impulse un referéndum para pararla.

5- La democracia directa aumenta la legitimación de los responsables políticos. Si toman una decisión que no es respondida por la ciudadanía tratando de convocar un referéndum, seguramente será porque han coincidido con los deseos sociales.

Además explicó el caso de Zurich, donde los referéndums se celebran empleando el voto por correo, urnas y el voto por internet: participar, deliberar y decidir, encima aplicando las TIC, ¡auténtica Política 2.0! Añado un par de datos curiosos: los suizos saben cuándo se celebrarán referéndums hasta el año 2020 porque tienen señalado un día cada trimestre para ir a votar y en una reciente encuesta la ciudadanía de dicho país señaló que su mayor motivo de orgullo nacional era esta forma de participación política. No es una sociedad perfecta, bastante conservadora, un punto xenófoba, pero tiene interiorizado un alto grado de responsabilidad política envidiable en sociedades como la nuestra.

Dejo para mañana la intervención de Andi Gross, en mi opinión la más interesante de las tres ponencias.