El franquismo suave

En cuanto la represión franquista en el País Vasco, el escrutinio al que está siendo sometida por la investigación historiográfica demuestra que aquí se sufrió de modo mucho más suave que en el resto de España

Esta es una de las perlas que nos ofrece el artículo de Pedró José Chacón Delgado publicado hoy en El Correo. El tema que trata es el Memorial de las Víctimas del Terrorismo, que recientemente ha provocado roces entre el Gobierno de Madrid y el Vasco.

Chacón Delgado parte de las siguientes premisas a la hora de abordar el tema:

1- Las víctimas del terrorismo de ETA se diferencian de todas las demás en algo tan decisivo como haber sido asesinadas para destruir nuestra convivencia política, nuestro Estado de derecho y sustituirlo por otro escenario político distinto mediante la fuerza y sin mediar un acuerdo mayoritario entre la ciudadanía.” 

Estoy de acuerdo en el hecho de que ETA ha intentado imponer un escenario político sustituyendo a la voluntad de la ciudadanía. ETA ha considerado que su proyecto político estaba por encima de la dignidad de las personas y por ello ha justificado los graves delitos que ha cometido.

2-  “Las víctimas de otros tipos de violencia política, o en contextos no democráticos de nuestra historia, necesariamente representan otra cosa distinta, no desde el punto de vista moral, por supuesto, que debe resaltar la profunda injusticia que supone acabar arbitrariamente con la vida de nadie, sino desde el punto de vista político, porque con su muerte no se buscaba desestabilizar el sistema democrático, sino reivindicar de modo extremo una ideología política, la que fuera.”

En esta frase reside el núcleo de la cuestión. Lo que Chacón Delgado propone es una clasificación de las víctimas: 1) las cometidas por ETA, que son las más importantes, porque ETA quiso quebrar el estado de derecho y 2) las víctimas de motivación política, que son menos importantes porque los autores de los delitos no querían quebrar el estado de derecho.

Esta distinción es éticamente reprobable por dos razones:

1- Clasifica a las víctimas según el autor de la vulneración de derechos humanos. Esta distinción va en contra de los estándares internacionales que señalan que a igual vulneración de derechos humanos igual derecho a la verdad, la justicia y la reparación.

2- Su argumentación es muy discutible. Los crímenes del GAL fueron cometidos con el apoyo y la ayuda de funcionarios públicos, cargos políticos, como el ministro del Interior Barrionuevo, y empleando recursos del Estado. Otras vulneraciones graves de derechos humanos fueron cometidos por funcionarios públicos.

Así, ETA trató de quebrar el estado de derecho pero los delitos del GAL, otras organizaciones paraestatales y funcionarios públicos quebraron de manera directa el estado de derecho. Emplearon la confianza y los medios dados por la ciudadanía para cometer graves crímenes en nombre del propio estado de derecho.

Puestos a clasificar, como hace el autor del artículo, considero estos delitos como mucho más graves.

Esto no es todo, Para rematar su argumentación muestra una postura equidistante frente al franquismo. Dice que ” los grandes especialistas han llegado ya a dos conclusiones irrebatibles: que la causa inmediata de la Guerra Civil fue la sublevación ilegítima de una parte del ejército republicano contra un sistema legalmente constituido y, a renglón seguido, que la Segunda República no fue modelo de democracia y defensa de las libertades que nuestro sistema constitucional de 1978 debiera tener como referente histórica, porque allí campeaban la intolerancia y la exclusión.” Es una manera de justificar la sublevación de los militares o de mitigar su responsabilidad. Si a alguien se le ocurre utilizar una argumentación semejante sobre ETA, este autor no dudaría en acusarle de inmoral, legitimador de la violencia, etc.

Pero lo mejor queda para el final. “Y en cuanto a la represión franquista en el País Vasco, el escrutinio al que está siendo sometida por la investigación historiográfica demuestra que aquí se sufrió de modo mucho más suave que en el resto de España“. Vamos, que los condenados a muerte, los fusilados, los juzgados por el TOP, etc., que no se quejen mucho, que no fue para tanto. Ignoro en qué datos se basa para hacer tal afirmación pero es éticamente injustificable. Da igual cuánto se sufrió en el resto de España, si fue más o menos. Puestos a comparar, también podría haber dicho que el franquismo fue más suave que el nazismo.

El hecho cierto es que se sufrieron muy graves vulneraciones de los derechos humanos. Es lo objetivo y lo relevante. Lo demás significa tratar de mitigar lo sucedido. Precisamente, el autor hace lo que denuncia respecto a algunas opiniones sobre la violencia de ETA: comparar, compensar, justificar. Este no es el camino para preservar la memoria de lo sucedido.

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7 comentarios en «El franquismo suave»

  1. Hola Paul.

    En primer lugar gracias por comentar el artículo mío de ayer.
    No es normal encontrar la posibilidad de comentar lo que uno escribe de modo sosegado y argumentado, como propones tú en tu comentario.
    Si quieres podemos comentarlo, sin ningún problema.
    Yo también me quedó siempre que hablo del tema de víctimas con la sensación de que estoy clasificándolas, lo cual no es mi intención ni muchísimo menos, pero entiendo que es el riesgo que corro al tratarlas en un artículo de periódico con las limitaciones que ello conlleva.

    Creo que el problema reside en trasladar a la víctima, como sujeto humano, el problema político que estamos analizando, y entonces sí, aparece la víctima convertida en objeto, lo cual es lo peor que podemos hacer.
    Mi intención era diferenciar cuestiones morales y cuestiones políticas. Y cuando hablo de motivaciones políticas no estoy trasladando a la víctima en sí misma considerada ese razonamiento.

    Ya sé que es muy difícil evitarlo. Pero lo contrario, esto es, lo que tú haces, o sea, que como han sido todas ellas objeto de una muerte reprobable, todas representan ideas igualmente legítimas, pues creo que te lleva a una conclusión aún peor que la mía, de cara a la convivencia.

    En cuanto a las fuentes que manejo para tratar la cuestión de la República, la represión franquista y lo demás, en cuanto al tema de la represión: los autores que hoy día me parecen de una seriedad investigadora intachable y de los que te puedo dar referencias bibliográficas son Francisco Espinosa, para nada sospechoso de revisionismo, y también Pedro Barruso.

    Y reitero de nuevo que lo fácil, por demagógico, es lo que haces tú cuando supones en mí que clasifico a las víctimas, y que por decir algo absolutamente cierto, que la represión franquista fue aquí mucho más suave que en el resto de España, estoy disculpándolo.

    Un saludo afectuoso,
    PEDRO JOSÉ CHACÓN DELGADO

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  2. Hola Pedro José,

    muchas gracias por pasarte por aquí a aclarar el contenido de tu artículo y comentar el post que he escrito.

    Hay una parte que no he entendido de tu respuesta. Concretamente cuando dices que yo digo que “todas representan ideas igualmente legítimas”. No sé a qué te refieres.

    En cuanto a las aclaraciones que dices sobre la República y el Franquismo, creo que estás cayendo en una actitud semejante a la que sueles reprochar a quienes tratan de dar una explicación histórica a la existencia de ETA. Hablas de dos bandos enfrentados, República y sublevados, afirmando que los dos fueron responsables. También suavizas la represión franquista. Si hubieras dicho que no fue tan extremadamente dura aquí, igual lo habría entendido, pero decir que fue “más suave” me parece denigrante para sus víctimas ya que se relativiza y compara su dolor, quitándole importancia. Ponte en su lugar y piénsalo.

    Un saludo

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  3. Estoy de acuerdo, en líneas generales, con la argumentación de Paul Ríos.

    Pero, sin entrar a discutir si la represión franquista fue más suave o no en Euskadi o en el resto del Estado, creo que se debería incidir en algunos aspectos:

    1. Las víctimas del franquismo, sean de la Guerra Civil, sean del franquismo duro o del tardofranquismo, fueron víctimas de terrorismo: unas del terrorismo de una facción sublevada contra un estado democrático, con defectos pero democrático; y otras, fueron víctimas de terrorismo de estado, de una violencia terrorista cuyo objetico, una vez desestabilizado el sistema político democrático, fue perpetuar una ideología política excluyente y totalitaria, aniquilando a personas y grupos discrepantes. Hablo de víctimas de crímenes de lesa humanidad, envueltas en un círculo de olvido.

    2. En cuanto a la legitimidad de las ideas, es evidente que todas las ideas no tienen la misma legitimidad. Las ideas excluyentes y totalizadoras no son legítimas, ninguna. Pero, cuando las ideas son las de un estado ilegal e ilegítimo, (se cuentan por decenas de miles los asesinados por el franquismo para perpetuar su legalidad), esas ideas son doblemente ilegítimas.

    Es por ello que cuando se diferencia a las víctimas de ETA, de “las otras víctimas”, las de TERRORISMO DE ESTADO, (algunos están cayendo en esa trampa); cuando se nos dice que las víctimas del franquismo son víctimas de sufrimientos injustos en un contexto de violencia política y que las víctimas de ETA son las únicas víctimas del terrorismo; cuando se nos dice una y otra vez que no todas las víctimas del terrorismo pueden participar en el MEMORIAL, porque no todas ellas tienen el mismo derecho a la MEMORIA, a la verdad, a la reparación y a la justicia, se está perpetuando una grave injusticia.

    A mi hermano le asesinó un guardia civil en enero de 1975 por llamar a la solidaridad con los obreros de la empresa Potasas de Navarra. Las “instituciones democráticas españolas” nos niegan una y otra vez el derecho que tenemos a la MEMORIA y se basan en dos argumentos: desde el punto de vista jurídico, que ha prescrito (los crímenes de lesa humanidad no prescriben); desde el punto de vista político, dicen que el asesinato de nuestro hermano y el de otros muchos miles no buscaba desestabilizar el sistema democrático, sino reivindicar de modo extremo una ideología política, la que fuera. Evidente, lo que buscaba era perpetuar el franquismo.

    No, no puedo entender porque a mi hermano Víctor Manuel y a muchos miles de militantes antifranquistas, que fueron asesinados defendiendo ideas democráticas, no se les conceden los mismos derechos que a las víctimas oficiales del terrorismo. No puedo entender el empecinamiento por humillar a “las otras víctimas”. Es como si les volviesen a asesinar de nuevo, y con argumentos políticos.

    Fermín Pérez Elexpe
    Hermano de Víctor Manuel, asesinado por un guardia civil en Portugalete en el año 1975

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    • Hola Fermín,

      muchas gracias por compartir tu testimonio y tu opinión. Creo que has explicado muy bien, desde tu terrible experiencia personal, cuál es el punto de partida para abordar esta cuestión. Coincido que a iguales violaciones de derechos humanos debe corresponder igual derecho a la verdad, la justicia y la reparación. Estamos hablando de personas y de sufrimientos injustos y clasificar según quien haya sido el perpetrador no me parece ni ético ni acorde a los estándares internacionales.

      Espero que esta sociedad pueda reparar, en la medida que pueda, todo el sufrimiento que habéis padecido.

      Un saludo

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  4. Entiendo la postura de Fermín y me solidarizo plenamente con su dolor, solo faltaba. Yo no pretendo defender lo indefendible, que alguien pueda ser asesinado por otra persona y menos por defender la democracia o los derechos más elementales.
    El periodo 1975-1978 fue crítico para el futuro del sistema político español. Ahí se tuvieron que decidir muchas cosas en poco tiempo. Y ahí se inserta también la muerte del hermano de Fermín y de otros como él y también muchas de las actuaciones de ETA que se incrementaron mucho más con la promulgación de la Constitución de 1978. El periodo 1975-1978, por tanto, creo que tiene su propia dinámica interna, sus propias claves explicativas.

    Pero a partir de 1978 la realidad es otra. A partir de ahí lo que creo que habría que poner como objetivo de nuestra discusión (si hay otros que se digan) es si estamos dispuestos o no a considerar el Estado de derecho como el único medio para la convivencia en libertad. Si estamos por él o no. Estado de derecho entendido como situación política en la que deben estar garantizados nuestros derechos y libertades, la participación política, la representatividad, la ley por encima de todos, y a la que podemos apelar siempre en caso de que se pervierta o se utilice en contra de uno: el suelo ético y político, en definitiva, de nuestra convivencia cívica.

    Y hay que decir las cosas claras: de todos los terrorismos que actuaron a partir de la Constitución de 1978, el único que iba en contra del Estado de derecho era el de ETA. Los demás iban a otras cosas. Y creo que no se puede decir de ninguna de las maneras que el terrorismo del GAL es producto del Estado de derecho, entre otras cosas porque sus responsables, los que se dirimieron en un juicio con todas las garantías, fueron a la cárcel. Que fueran todos los que deberían haber ido o no, que salieran antes o después creo que pertenece a otra discusión distinta. También tenemos más de trescientos asesinatos de ETA sin resolver y ahora Lasarte está en la calle, y muchos otros como él podrían estar igual.

    Me dices, Paul, que no entiendes una frase que va inserta en este párrafo: “Pero lo contrario, esto es, lo que tú haces, o sea, que como han sido todas ellas objeto de una muerte reprobable, todas representan ideas igualmente legítimas, pues creo que te lleva a una conclusión aún peor que la mía, de cara a la convivencia”.

    Sí, está escrita apresuradamente, pero creo que se puede entender a nada que nos paremos un momento: si decimos que todas las víctimas son iguales, y que su dolor es también equiparable, si no hacemos clasificaciones entre ellas, entonces ¿podemos deducir de ahí que sus victimarios y sus ideas respectivas son igualmente también equiparables? Porque a esto es a lo que lleva tu razonamiento: no clasifiquemos a las víctimas y por tanto no clasifiquemos las ideas políticas de sus victimarios.
    Las acciones del GAL no son acciones de un Estado de derecho, aunque lo diga Pedro J. Ramírez (y precisamente porque lo dice Pedro J. Ramírez tendríamos que pensárnoslo un poco: ¿cómo puedes tomar la afirmación de este periodista como respaldo para tus argumentos, Paul?)

    Pero, por otra parte, si aceptamos que existe un Estado de derecho, tenemos que aceptar que hay un monopolio de la violencia que ejerce ese Estado de derecho, porque desgraciadamente, y desde que lo escribió Maquiavelo, Hobbes y otros muchos como ellos, los individuos no somos todos hermanitas de la caridad, siempre hay gente que puede ir en contra de la convivencia pacífica y contra la que hay que defenderse y, en su caso, actuar. No queda otra. Es la realidad: necesitamos defender nuestra convivencia y nuestra paz. ¿O piensas que vivimos en un mundo rousseauniano donde es el Estado el que pervierte a los individuos, todos virtuosos, todos pacíficos?

    Me dices que si en lugar de utilizar el adjetivo “suave” hubiera utilizado otra expresión: “que no fue extremadamente duro” creo que dices, en el País Vasco, por ejemplo, pues hubiera quedado más asumible mi afirmación sobre el franquismo. Es posible. Pero ten en cuenta una cosa: si hubiera ganado el bando republicano la cosa hubiera sido parecida y no diré que peor, pero seguro que tampoco mejor. Los agentes rusos controlaban las actuaciones del Partido Comunista, dirigían la represión, como lo hacía Stalin en Rusia entonces. Entre comunistas y socialistas y anarquistas habría estallado la violencia de manera inevitable, como pasó en Barcelona en mayo de 1937. En el País Vasco, ¿cuánto tiempo crees tú que habrían aguantado los comunistas y los anarquistas la piedad y la religiosidad nacionalista sin asaltar iglesias y conventos, como hicieron en toda España? El equilibrio inestable del gobierno de Aguirre se consiguió por necesidades de defensa, pero hasta ahí habría llegado.
    Por otra parte, supongo que no te diré tampoco nada nuevo si afirmo que el nacionalismo en Navarra y en Alava se sumó inmediatamente a la sublevación militar y que en Guipúzcoa muchos nacionalistas se pasaron al bando nacional, por ejemplo un burukide como José de Arteche.
    Para 1943 nos dice Francisco Espinosa que no quedaba ya ni un preso nacionalista en las cárceles franquistas. En cuanto a la represión, este autor, lo tienes en RED, afirma que la represión republicana fue superior a la franquista: da cifras, todavía en revisión, porque se sigue investigando: por 1500-1800 víctimas de la represión franquista, se cuentan 1800-1900 de la represión republicana.

    Pero la cuestión es: ¿en qué afecta que la represión franquista fuera aquí más o menos severa respecto de nuestro actual Estado de derecho? ¿Qué tiene que ver la represión franquista con el hecho de que aquí ETA mató a mansalva por acabar con nuestro Estado de derecho? Pues a mi juicio prácticamente nada. Franco fue el tótem que se construyó la izquierda abertzale y el terrorismo de ETA para identificarlo con España, queriéndonos hacer olvidar de paso que Navarra y Alava fueron franquistas casi desde el minuto uno.

    Abrazo,

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  5. Gracias Paul y Pedro José por vuestras muestras de solidaridad. Pedro, eres el primero de un colectivo de personas que defienden posturas como las tuyas que se han solidarizado con mi dolor y, doy por supuesto, con el dolor y sufrimiento de toda mi familia: Con el mis padres y hermano menor, muertos, sin ver la acción de la justicia del Estado que tú aseguras que es de derecho. Dadas tus muestras de solidaridad, supongo que estarás dispuesto a dar otro paso: solicitar públicamente que todos los asesinados por el terrorismo franquista hasta el año 1978 sean considerados víctimas de Terrorismo de Estado y de crímenes de lesa humanidad, con los mismos derechos que las víctimas de ETA: derecho a la verdad, a la justicia, al reconocimiento y a la reparación. Aunque sea como colectivos diferentes. Hablo de los asesinados por el franquismo, porque los asesinados por el bando republicano ya tuvieron su investigación y su reconocimiento.

    Si la respuesta fuese que sí, sería un paso en la dirección correcta y podría empezar a creer que algo se mueve en el ámbito de la justicia española y de la solidaridad. Si fuese que no, aduciendo que ya quedaron saldadas las cuentas y así, los dos bandos reconciliados, con la aprobación de la Constitución Española de 1978 y de la Ley de Amnistía de 1977, volvería a sufrir otra grave decepción. Porque la constitución fue tutelada por las fuerzas salientes, franquistas. Porque con la ley de Amnistía se eximió de todo tipo de responsabilidades, además de a los miembros de ETA (una minoría en el cómputo global) a los responsables del franquismo que participaron, unos pistola en mano y otros como responsables intelectuales, de todas las atrocidades cometidas. Una verdadera ley de punto final.

    Si fuese que no porque la ley de Memoria Histórica ya reconoció a mi hermano y otros como él, como víctima del franquismo, también sufriría una fuerte decepción. Porque con la Ley de Memoria Histórica, debido a sus muchas carencias, no hay acceso a la verdad ni a la justicia. El reconocimiento y la reparación son mínimos (no comparable al de las víctimas de ETA).

    Si fuese que no porque el reconocimiento de las víctimas del franquismo con los mismos derechos que las víctimas de ETA supondría una legitimación de ETA y una humillación de las fuerzas del orden españolas… No, a tanto no llega. ¿O sí? ¿Será que todavía hay quien piensa que el vínculo anímico-afectivo-solidario de las fuerzas de seguridad actuales con las del franquismo es tan fuerte como para considerar una afrenta inasumible la condena del franquismo y la exigencia de responsabilidades? Pero, ¿Que tiene que ver que ETA siguiese cometiendo atentados a partir de 1978, para no reconocer como víctimas de terrorismo de estado a las víctimas del franquismo? ¿Me lo puede explicar alguien? ¿Me lo puedes explicar tú, Pedro José?,

    Llego hasta aquí, y aquí lo dejo. Porque a partir del año 1978 habría mucho que discutir. No sobre las teorías de Hobbes, Locke, Maquiavelo o Rousseau, ni sobre a quién le corresponde el monopolio de la violencia (al Estado de derecho, por supuesto). Pero si sobre la calidad democrática de un Estado que se llama de derecho, pero que deliberadamente ha abandonado al olvido a los mejores, a los que arrebataron su vida en la lucha por los derechos humanos y el Estado Social y Democrático de Derecho. A esos se les quiere impedir acudir al MEMORIAL de víctimas del terrorismo. Olvidados antes y olvidados ahora. ¡Si levantaran la cabeza!

    Saludos

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  6. Fermín, te reitero mi pesar por la muerte de tu hermano en situación violenta, como pudo ser la que acabó con su vida, cuando se reprimían las manifestaciones sin ningún tipo de miramientos. Yo vivía en Basauri entonces, y me acuerdo cuando en una manifestación empezaron a disparar al aire los guardias civiles y a un chico que estaba allí le alcanzó un rebote y le mató. Fue por las mismas fechas de lo de Vitoria. Aquellas cosas pasaban entonces en un sistema político en estado de ebullición. Las calles eran una auténtica olla exprés en Euskadi y las fuerzas de seguridad no estaban en absoluto preparadas para ello, ni los que las mandaban tampoco. Fue un auténtico desastre y creo que podía haber sido mucho peor incluso, dados los actores que se movían entonces en el escenario vasco.
    Yo creo que en el tema de víctimas no hay que generalizar nunca en ningún sentido, ni en el caso de quiénes fueron sus victimarios ni en el caso de la propia víctima en sí. Por eso pienso que las estadísticas y las equiparaciones son muy perjudiciales en este tema. Hay que ir caso por caso y aclarar caso por caso. Quién mató, quién fue víctima, las circunstancias del hecho. Porque si no hablamos de humo.
    Yo pensaba que en la comisión del Parlamento Vasco que se constituyó cuando el mandato de López, con Manuela Carmena y toda esta gente, las cosas estaban claras para quienes fueron muertos de modo violento en el tardofranquismo, como es el caso de tu hermano. Pero veo que no es así.
    Yo sigo pensando que hay que diferenciar, no clasificar pero sí diferenciar. Porque si no el maremágnum puede ser colosal. La muerte violenta es siempre moral y éticamente reprobable. Pero creo que en cada caso su significado político es distinto. Y ahora se está queriendo mezclar todo y entonces lo que pasa es lo que nos estás aquí mostrando: que sigues sufriendo porque no se reconoce como se debe la muerte de tu hermano, las circunstancias en que ocurrió y demás.
    Pues te reitero que lo siento mucho y que cada vez que escribo de estos temas siento que hay muchas personas que sufren como tú y que hay que colaborar para arreglar esto como sea, por todos nosotros, los que vivimos ahora, y por nuestra convivencia futura.
    Un fuerte abrazo.

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