Post de Jonan Fernandez, director del Centro por la Paz Baketik
En dos años, han pasado más de 4.000 personas por los cursos de Baketik. En este tiempo, alrededor de 6.000 niños/as de entre 8 y 12 años han asistido a las sesiones de Teatro Forum participativo que organizamos en Arantzazu sobre racismo y violencia en la escuela. El sábado 11 de octubre, cerca de 500 personas participaron en un World-Café sobre los derechos humanos que también celebramos aquí en el edificio Gandiaga Topagunea del Santuario.
Una conclusión se impone por encima de todas las demás. Tenemos necesidad de comunicar lo que sentimos. Nos cuesta, no encontramos un espacio adecuado o una situación propicia; pero cuando se crea, se demuestra que todo el mundo tiene algo que decir y que aportar, aunque sólo sea una duda, una inquietud o una pregunta.
En el World-Café era impresionante ver cien mesas con grupos de cuatro o cinco personas. En ninguna había silencio, sino todo lo contrario, animada conversación e intercambio de opiniones. Éste es el gran acierto de este método. Si asisten quinientas personas a una reunión, todas y cada una de ellas van a poder hablar varias veces sobre distintos temas. Pero es que lo mismo nos ha ocurrido en los cursos de Baketik.
Tal vez podríamos pensar que se trata sólo de un fenómeno que afecta a los adultos, pero no, los/as niños/as nos han demostrado lo mismo en la experiencia del Teatro-Forum. Mi impresión es que cuando se piensa en la “gente”, se impone un exceso de paternalismo que minusvalora, el valor que atesora cada persona que compone ese grupo de “gente”. Todos y todas tenemos algo que decir, sólo hace falta voluntad de escuchar y crear las condiciones adecuadas para ello.