Estimado Presidente del Gobierno Sr. D. Mariano Rajoy,
Espero tenga a bien leer esta carta que le envía un humilde ciudadano vasco.
Supongo que usted no está pasando los mejores días al frente de la Presidencia del Gobierno de España. Le he podido ver en televisión con la cabeza gacha, mirando al suelo. Probablemente es la consecuencia de tantos problemas que se le van acumulando.
He estado pensando mucho en su situación. Cada mañana aparecen nuevas informaciones sobre la contabilidad B de su partido, los sobresueldos, los donativos anónimos por parte de empresas, etc. Por si fuera poco, las noticias que aparecen en los medios internacionales tampoco son mejores. Hay quien le compara incluso con un mafioso.
Sé que las personas somos muy poco dadas a pensar en el largo plazo. Usted ya ha hecho público que va a continuar en su cargo. Los que le conocen bien dicen que es una persona que basa su estrategia en resistir. Al ritmo que marchan los acontecimientos no dudo en que, si quiere, seguirá siendo Presidente del Gobierno. Cuenta con el apoyo de su partido y su mayoría absoluta en el Parlamento. Ahora bien, ¿cómo quiere que le recuerden en el año 2030?
Dudo mucho que la situación económica vaya a mejorar lo suficiente como para que sea recordado como el Presidente que terminó con la crisis. Tampoco creo que pueda ser recordado como un líder internacional, dada la opinión crítica de la opinión pública internacional. En cambio, corre un serio riesgo de ser recordado como un presidente perseguido por la sombra de la corrupción y la financiación ilegal, como el presidente que generó una crisis política e institucional sin precedentes.
Por esta razón le escribo esta carta. Considero que usted tiene una gran oportunidad de pasar a la historia como un buen Presidente del Gobierno. La violencia de ETA ha terminado. La sociedad vasca tiene un gran deseo de paz y convivencia. Su aportación puede ser decisiva.
ETA ha mostrado su disposición a desarmarse. La inmensa mayoría de partidos y de la sociedad apoya que se flexibilice la política penitenciaria. También queremos que se garanticen todos los Derechos Humanos. Finalmente, pedimos verdad, justicia y reparación para todas las víctimas.
Usted puede ayudarnos a conseguirlo. Usted puede pasar a la historia como el «Presidente de la Paz». Entiendo que usted piense que una parte de su partido y de la opinión pública no se lo perdonará jamás. Ahora bien, le puedo garantizar que la sociedad vasca le mostrará su agradecimiento por ser valiente, por ser un verdadero estadista, por mirar más allá de sus intereses, por actuar con altura de miras.
Yo, al menos, le mostraré todo mi reconocimiento y gratitud.
Reciba un cordial saludo
Paul Rios
(Esta carta se me ha ocurrido después de leer un artículo de José Luis Uriz)
[ratings]
Esto se llama hacer algo útil en lugar de esconderse en las sombras sin retorno.
Eskerrik asko Paul!!!!
Mira que lo tiene fácil. Cualquier gobernante soñaría con una oportunidad así. Igual, para animarle, habría que añadir que, si no lo hace, será Zapatero el presidente que pasará a la historia por terminar con el problema.
«También queremos que se garanticen todos los derechos humanos.» ¿Los derechos humanos de quiénes si se puede saber? ¿Quizás de los que no han respetado el fundamental derecho a la vida de sus víctimas y ahora cumplen justa condena en cualquier establecimiento penitenciario francés o español? Los presos de ETA naturalmente tienen también sus derechos como cualquier otro ciudadano.¿Quién discutirá esa obviedad? Y si se incumplen esos derechos por supuesto que se está malversando el Estado de derecho. ¿Realmente se están incumpliendo los derechos de los etarras señor Rios? Ofrézcame pruebas tajantes por favor, no condenas morales siempre fáciles y superficiales. Pero además de derechos esos presos tienen asimismo la obligación de permanecer en prisión hasta que cumplan sus condenas. Condenas dictadas por tribunales ordinarios de España y Francia por crímenes probados de enorme gravedad. Empezando por unos leves 900 asesinatos políticos.Tienen que pasarse muchos años en la cárcel porque son sencillamente unos criminales. Unos delincuentes. ¿O no? ¿O son unos santos de la la liberación nacional y social vasca? Desde luego, para la parroquia abertzale lo son. Para la parroquia jeltzale no son del todo buenos pero sí mejores que los españolazos. No sé que son los etarras para Paul Rios. ¿Víctimas, santos, demonios, terroristas, patriotas? Hace algunos años, allá por 1996, Jonan Fernández- otro luchador por los derechos humanos de absolutamente todos y todas- se resistía a calificar a ETA de lo que eran: terroristas. Igual ahora ya no. A saber. Pero lo verdaderamente importante es establecer una cierta equivalencia tramposa entre terroristas-estado de derecho para así justificar con toda tranquilidad y buena conciencia el futuro relato fraudulento sobre las causas y consecuencias del terrorismo. El terrorismo es malo, pero el estado- los españoles en realidad- también. Además de «invasores» de Euskal Herria etc etc. Y los que estén libres de pecado que tiren la primera piedra. Todos fuimos culpables. Sobre todo los «españoles» tan franquistas y antivascos ellos. De esta manera «equidistante» se está empezando a gestar la memoria pública oficial sobre los crímenes de ETA en Euskadi y el resto de España (perdón, el Estado). Una memoria oficial cuya imposición se verá facilitada por una sociedad tan nacionalista- los de casa siempre buenos o por lo menos mejores que los otros- como interesada en olvidar tanta colaboración y tanta justificación de los bárbaros. O tanto mirar para otro lado silbando con las manos en los bolsillos mientras se cargaban al vecino, lo herían, lo extorsionaban o lo echaban de su tierra. Después de la tragedia siempre viene la farsa convenientemente aliñada con una verborrea tramposa y elusiva que no significa nada excepto impunidad y buena conciencia para los matones de la txapela. Una trampa que se quiere colar como «la sociedad vasca tiene un gran deseo de paz y convivencia.» Natural. Es de suponer que los centenares de asesinados por ETA también tenían ese deseo. Otros, en cambio, no eran tan pacíficos y deseaban otras cosas. Y actuaron «a su manera» durante más de 30 años de democracia y autogobierno. Ahora esa página es la que se pretende borrar. Y se está consiguiendo. Una lástima.