Lokarri es un movimiento social independiente también en cuanto a sus recursos de financiación. Los ingresos del año pasado fueron los siguientes: 250.000 euros de aportaciones de socios, 70.000 de aportaciones individuales y de empresas, 60.000 euros de subvenciones (Gobierno Vasco, Diputación de Araba y algunos ayuntamientos) y 20.000 por prestación de servicios (dinamización de proyectos de participación ciudadana). En total fueron 400.000 euros de ingresos. Por su parte, los gastos fueron los siguientes: 270.000 euros de funcionamiento corriente (sedes, liberados y otros gastos como luz, agua, seguros, etc.), 50.000 la edición de la revista y 80.000 en campañas.
Más o menos somos capaces de cuadrar nuestro presupuesto, con mucho esfuerzo porque estamos limitados a la hora de pedir subvenciones, ya que nuestros estatutos nos impiden que más de un 20% de los ingresos procedan de esa vía. Además, tenemos un goteo de bajas de socios, no muy pronunciado, pero que reduce nuestros ingresos corrientes. Este descenso está causado por dos razones: 1) no considerar prioritario los temas de paz o no compartir la línea de Lokarri y 2) la crisis económica, que también afecta a nuestros socios. A esta situación hay que añadir que las cuotas de socios y suscriptores de la revista se mantienen inalterables desde 2003.
La reducción de ingresos y el aumento de gastos (especialmente por el IPC) nos dificultan enormemente cuadrar el presupuesto sin reducir el gasto en campañas. Por ello, dentro del proceso asambleario que tenemos en marcha, hemos propuesto:
1- Cerrar dos sedes y buscar un emplazamiento más económico.
2- Editar 9 números de la revista en vez de los 11 habituales hasta ahora.
3- Buscar nuevas vías de financiación.
4- Recortar el gasto que supone el salario de los liberados.
En cuanto a esta última medida de ahorro lo primero que se nos pasó por la cabeza fue despedir a alguien. La lógica es bien sencilla: una persona menos, un gasto menos. El problema es que tener menos trabajadores también supone desarrollar menos actividad y, además, tenemos un equipo bastante consolidado, que mantiene una buena dinámica de trabajo. No es fácil encontrar personas con las que conectas, que se identifican con el proyecto y que aportan mucho a una organización como Lokarri. Si ahora despedimos a uno de los trabajadores, en el futuro, cuando queramos encontrar a alguien nuevo porque lo necesitamos, nos veremos en dificultades, dado que encontrar a personas con este perfil no es fácil. A ello hay que añadir las consecuencias humanas de dejar a una persona en la calle con la que está cayendo.
Por todas estas razones hemos propuesto otra solución: rebajar un 10% el sueldo de todos los trabajadores y dar 15 días más de vacaciones. Hemos cambiado dinero por tiempo. Seguramente lo sentiremos en nuestros bolsillos pero nuestra familia, pareja, vida social, hobbies, etc., lo agradecerán.
Por cierto, esta idea de solucionar el tema de los trabajadores me surgió leyendo un post de Pablo Aretxabala.