Los resultados de las elecciones del domingo pueden ser entendidos como una recompensa «que allana el camino para el cambio político. Para la paz. Para la libertad. Para la soberanía». También se consideran una derrota, «la derrota de ETA. ETA deberá asumir que su tiempo se ha acabado». Se destaca que «por primera vez en la historia de la Democracia, ni un solo voto apoyando el terrorismo de ETA». Pueden ser «las últimas que se celebren existiendo ETA».
Un doble error de partida
Se comparan los resultados con los obtenido por la suma de Herri Batasuna y Eusko Alkartasuna en 1995. Ha llovido mucho desde entonces. Si los comparamos con 2007, los votos obtenidos por ANV y los votos nulos (fue la opción que apoyó la Izquierda Abertzale ilegalizada en las localidades donde ANV fue ilegalizado) fueron unos 150.000. EA obtuvo 60.000. Ahora son casi 300.000.