Patxi López, el próximo Lehendakari del Gobierno Vasco, ha anunciado que una de sus primeras medidas será convocar una reunión con todos los partidos políticos para tratar de llegar un acuerdo democrático contra el terrorismo. Es una propuesta que no ha sido concretada más y que me genera grandes dudas. Hasta ahora, la sociedad vasca ha conocido dos grandes pactos contra ETA. El primero de ellos, el pacto de Ajuria Enea, tuvo su eje de actuación en la unidad de los demócratas y el aislamiento de los violentos, con el condimento de llamadas al diálogo para poner fin a la violencia. El segundo, el Pacto Antiterrorista suscrito por el PSOE y el PP, estaba dirigido tanto a ETA como al conjunto del nacionalismo vasco, al que se hacía indirectamente responsable de la actividad armada. Ambos pactos, adolecían de grandes déficits.
El pacto Ajuria Enea no fue capaz de impulsar un proceso de diálogo entre todos los partidos para resolver los problemas de convivencia que afectan a la sociedad vasca. En este sentido es destacable que el final de este pacto fue consecuencia del intento por dar un paso más y buscar acuerdos plurales que permitiesen construir de manera compartida el futuro de la sociedad vasca. Por su parte, el Pacto Antiterrorista trató de dotar de legitimidad a una estrategia de recorte de Derechos que tuvo su máxima expresión en la ilegalización de Batasuna y se mostró desfasado ante el inicio del proceso de paz, ya que no contemplaba un apoyo explícito al diálogo, ni entre ETA y el Gobierno ni entre los partidos políticos. Con estos antecedentes esta iniciativa por impulsar un nuevo pacto antiterrorista genera muchas inquietudes.
La sociedad vasca ha expresado de mayoritaria y repetidamente su rechazo a la violencia de ETA. Es un tema en el que existe un amplio consenso, por lo que es difícil imaginar cuál puede ser la aportación de un nuevo pacto más allá de las fotografías que se publiquen cuando se reuna. No percibo ninguna ventaja por no aportar nada al consenso existente sobre la necesidad de poner fin a la violencia.
Este tipo de pactos deben tener como objetivo alcanzar consensos sobre cuestiones que son objeto de debate. Lo que ya está acordado no necesita de ningún pacto. El rechazo a la violencia es prácticamente unánime, y en cambio, no se ha resuelto el disenso sobre el marco que debe gestionar la convivencia de la sociedad vasca. Este tema, que fue una de las principales propuestas del PSE durante la campaña electoral, no aparece en el acuerdo de gobierno firmado con el PP ni ha sido mencionado por los principales líderes de dicho partido una vez se han celebrado las Elecciones Autonómicas. En este sentido, hay que recordar que el pasado mes de octubre el PSE anunció su intención de promover un nuevo Estatuto que fuese ratificado por la sociedad vasca en un referéndum. Su base debía ser un acuerdo transversal entre los partidos vascos. Ahora esta intención ha desaparecido cuando debería ser el objetivo primordial del nuevo gobierno porque el establecimiento de unas reglas compartidas de convivencia es prioritario en sociedades cuyo marco jurídico político no está suficientemente consensuado, como es nuestro caso.
En mi opinión un pacto como el mencionado sólo aporta si incluye o detalla una oferta de diálogo clara y circunscrita a las cuestiones que competen tanto ETA como al Gobierno (fin de la violencia, presos, respeto a los derechos humanos). Aún así, tampoco sería algo muy novedoso una vez que el Parlamento Vasco y el Congreso de los Diputados ya han aprobado sendas resoluciones para permitir dicho diálogo. En cambio, una gran aportación del nuevo Gobierno Vasco a la mejora de la convivencia puede venir del impulso decidido a un intento por buscar un acuerdo básico que permita gestionar nuestras diferencias de manera pacífica y democrática. La mayoría de la sociedad vasca viene reclamándolo desde hace tiempo, incluido el propio PSE. Creo que éste es el reto y el gran objetivo que tenemos que afrontar como sociedad.
¿Qué opináis? ¿Pensáis que un nuevo pacto contra el terrorismo sería positivo? ¿Es más importante un pacto por la convivencia?
Nota: estos argumentos son la base del editorial que estoy preparando para el próximo número de Haritu.
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