Nadie acertó en el camino para lograr el final de la violencia de ETA

Baketik

Nadie acertó. Las últimas décadas en Euskadi no solo fueron el campo de batalla de una estrategia violenta; también el tablero político en el que se libró una dura pugna entre diferentes opciones que pretendían liderar el fin de la violencia. Cada una de ellas tomó forma de profecía. Pronóstico sobre el medio y la vía más adecuada para lograr la paz. No fue una batalla incruenta. Los reproches de algunos fueron de trazo muy grueso. Sin embargo, nadie hizo pleno.

Esa lucha estratégica se simplifica en tres “fórmulas”: la del Pacto antiterrorista, “el fin de la violencia de ETA vendrá por la vía de la derrota”; la de la izquierda abertzale, “el fin de la violencia de ETA será la consecuencia de una negociación política sobre la autodeterminación”; y la estrategia del tercer espacio, “el fin de la violencia de ETA se facilitará mediante un proceso de distensión y diálogo democrático (similar al de Irlanda).

El fin de la violencia llegó y no lo hizo por ninguna de estas tres vías, sino por un proceso unilateral que se fraguó dentro de la propia izquierda abertzale. Lógicamente, la pregunta consecuente es “¿qué es lo que hizo que dentro de la izquierda abertzale se diera este proceso de cambio?” Aquí se reabre la pugna. Casi todo el mundo quiere arrimar el ascua a su sardina para poder concluir que “el fin de la violencia ha sido gracias al éxito de mi propia estrategia”.

La batalla previa durante el tiempo de la violencia por liderar su final continúa ahora para rentabilizar este. Sin embargo, nadie puede arrogarse en solitario ese triunfo. Y esto es muy interesante. Es una lección de humildad de esta pequeña parte de la historia que nos está tocando vivir. Todas las estrategias han tenido su parte de contribución en este cambio y, sin embargo, ninguna de ellas puede atribuírselo en exclusiva.

Es una reflexión muy interesante recogida en un artículo de Jonan Fernández, director de Baketik. Lo es por dos razones:

1- tiene una parte importante de autocrítica. Jonan fue durante mucho años el coordinador de Elkarri, movimiento ciudadano en el que yo también participé. Nos movía, como recientemente me ha comentado un conocido periodista, «la utopía de resolver el problema vasco mediante el diálogo, la escucha y el reconocimiento del otro». Nuestro convencimiento en esta vía era total pero tenemos que reconocer que el final de la violencia de ETA no llegó por este camino aunque no tengo dudas de que ese trabajo fue muy importante para crear las condiciones que han hecho posible esta nueva oportunidad para la paz.

Estos ejercicios de autocrítica son muy necesarios para afrontar el reto de construir una convivencia inclusiva. Si no somos capaces de analizar lo que hemos hecho mal, y lo que hemos hecho bien, estaremos condenados a repetir errores.

2- El artículo también incide en esto que se ha venido a llamar «la batalla del relato«. Cada sector político y social está tratando de construir un relato sobre lo ocurrido que afirme que el final de la violencia de ETA se ha conseguido gracias, exclusivamente, a lo que dicho sector ha hecho. Esta manera de concebir este relato es un poco simplista. Ahora bien, todos y cada uno de los relatos así construidos encierran una parte de la verdad. Con todos ellos se podrá construir algo muy básico, una memoria compartida, seguramente muy breve, que se irá destilando con los años.

Os recomiendo leer entero el artículo de Jonan porque también señala cuáles son los principales retos que debemos afrontar respecto al pasado, al presente y al futuro.

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2 comentarios en «Nadie acertó en el camino para lograr el final de la violencia de ETA»

  1. Eskerrik asko, Paul, honen berri emateagatik.
    Creo que Jonan da en la diana 100%. Quedarse en medio es la postura má fácil, pero yo creo que las tres estrategias facilitaron el final. ¿En qué tanto por ciento cada una? Nueva discusión. A mí, aunque me duela reconocerlo, creo que la estrategia del Estado fue al final la que tuvo más peso.

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    • Entiendo lo que dices pero yo no lo veo así. En otros muchos lugares del mundo el Estado ha actuado intensamente contra lo que se denomina “grupos insurgentes”, pero no han tenido éxito. Creo que la clave ha estado en que la sociedad vasca quería el final de la violencia y, cuando un grupo como ETA, que dice representar a la sociedad, se encuentra con el rechazo de esta, pierde totalmente la capacidad de poder mantener la lucha armada. Ahora bien, no niego la importancia del resto de estrategias y seguramente mi visión es un poco parcial.

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