He podido leer hoy en Etengabe, el blog del Movimiento pro Amnistia de Uribe Kosta, que a día de hoy son 753 los presos pertenecientes a lo que denominan EPPK (Euskal Preso Politikoen Kolektiboa – Colectivo de Presos Políticos Vascos). En esa página está disponible el listado de presos tanto en España como en Francia y otros lugares.
Destaca que en esa lista no aparecen ni Carmen Gisasola ni Joseba Urrusolo, que escribieron una carta al Gara respecto a la situación de los propios presos. Por otra parte, aparecen como integrantes algunas de las personas que recientemente han sido condenadas en el juicio contra Gestoras, como Julen Zelarain y Aitor Jugo, y miembros de la Mesa Nacional de Batasuna, como Pernando Barrena.
No tengo datos para afirmar si es la cifra más elevada de presos en los últimos 30 años, aunque en todo caso es muy alta. Las recientes reformas del Código Penal han hecho que las condenas estén muy cerca de la frontera de una cadena perpetua de facto, la Doctrina Parot ha alargado las condenas y también se ha condenado o se mantiene en prisión preventiva a líderes de organizaciones políticas y sociales. También hay que subrayar que la presión policial sobre ETA se ha intensificado en los últimos meses.
Me quedo con un párrafo del artículo de Carmen Gisasola y Joseba Urrusolo:
Pensamos que había que haber seguido con los acuerdos de Loiola, porque la garantía de que esos acuerdos se cumplan están en las dinámicas políticas que se generen al ir dando pasos y avanzar en un proceso de paz, en las dinámicas e ilusión que se creen en la sociedad y no en el supuesto papel de garante que la organización armada pueda aportar en este sentido.
Me consta la ilusión que había despertado el proceso de paz en muchos presos y como decía una víctima de ETA en uno de los Foros de diálogo organizados en Mungia la pasada semana “jamas seré capaz de perdonar a ETA pero entiendo que la dispersión de presos es un castigo para las familias, las cuales no habían cometido ningún delito para ser tratadas así”.