El 11 de octubre se ha celebrado en Arantzazu el acto de presentación del Compromiso Vasco con los Derechos Humanos, del que ya hablé en un post anterior. Os invito a que leáis las crónicas del acto en Berria, Noticias de Gipuzkoa, Gara y El Correo. En todas ellas veréis reflejadas el contenido de las intervenciones del Lehendakari Ibarretxe, Joseba Azkarraga, Rigoberta Menchú y Elio Tamburi, y que asistieron al acto cerca de 500 personas.
Después de leer esto, ¿cómo imagináis el acto? Supongo que como el típico acto institucional, con políticos soltando el dicurso y el público escuchando sin más. Nada más lejos de la realidad. La parte más importante del acto fue la segunda, la que no mencionan los medios de comunicación, en la que estas 500 personas conversaron sobre los Derechos Humanos empleando la dinámica del World Cafe. Además, participaron como uno más tanto el Lehendakari, como Azkarraga, Menchú, Tamburi y los representantes políticos que acudieron al acto.
En el post al que hago referencia al principio comentaba que yo también iba a participar dinamizando una de las mesas. Por ella pasaron 3 monjas de la Caridad, una educadora infantil de Salamanca, un miembro de Aldarte, una educadora social y dos personas más que no aportaron datos de su procedencia. Todos ellos conversaron sobre cómo debe concretarse nuestro compromiso con los Derechos Humanos hoy y aquí. Surgieron temas como el respeto a la diferencia, defender la utopía, la educación en Derechos Humanos, la difusión en la familia, la necesidad de respetarlos en su integridad o su defensa en todos los ámbitos de la vida. También Jose Luis comenta en su blog cómo le fue el trabajo de dinamizador.
Desgraciadamente, esto no es noticia para los medios de comunicación, menos para alguna televisión o radio. Cerca de 500 personas conversando y compartiendo ideas sobre los Derechos Humanos no es interesante. Se ha instalado en los medios la creencia de que sólo vende y genera audiencias la bronca, la polémica, la destrucción. Se priman los discursos que enfrentan. En cambio, todo lo que signifique construir, sumar, generar cultura de paz, compartir, se deja a un lado y se ningunea. No es el único ejemplo, ya que la celebración de foros de diálogo en Mungia en los que participaron más de 250 personas sólo mereció la atención del Deia.
Así nos va luego. Al menos, mantengo la esperanza de que la creación de estos espacios de diálogo y participación ciudadana son los que permiten ir tejiendo una red social de paz. Las personas que participan en este tipo de experiencias se convierten en nodos de difusión que van creando una lluvia fina de defensa de los derechos humanos, el diálogo, la conviencia y la conciliación. Este es el camino a la paz y el que ha hecho que la sociedad saque varios cuerpos de ventaja a la clase política respecto a esta cuestión.
Gorka, he tenido que borrarte tus comentarios porque al meter el enlace a Konpondu has revuelto todo el código fuente. Gorka hace referencia a que en Konpondu el Lehendakari comenta esto mismo.
Justo yo también lo he visto hace un rato en Konpondu y algún mal pensado ya estará diciendo que nos hemos puesto de acuerdo (seguro que no son muchos porque tampoco este blog tiene tantos lectores). En fin, es que esta situación ya es preocupante. Si das una rueda de prensa diciendo cosas como que «frente a la represión, caña a España» o que «el Gobierno Vasco insulta a las víctimas» tienes asegurada la repercusión. En cambio, si promueves algo novedoso y participativo, sin carnaza, no existes. Menos mal que existe el periodismo democrático de los blogs y otras fuentes de información.
Esto de la participación directa de la ciudadanía en el debate sobre asuntos públicos todavía lo entiende poca gente. Y los periodistas no forman parte de ese reducido grupo.
Pasó lo mismo en la jornada del Parlamento Vasco sobre Política 2.0. La prensa cogió el rábano por las hojas y doy un tratamiento bastante deformador de la realidad, seguramente que sin mala voluntad, pero dejando claro que no se habían enterado de nada.
Comparto contigo la importancia que tienen este tipo de actos para ir tejiendo redes, para ir formando esa lluvia fina que vaya calando en la sociedad, a ver si empezamos a superar el esquema del debate partidista que sólo lleva al enfrentamiento y al bloqueo, porque sólo tienen delante de las narices sus conveniencias electorales. Y así no hay manera.
Es difícil que este tipo de dinámicas alcancen un gran despliegue a corto plazo, pero por ahí va el camino. Me parece un buen ejemplo el del Lehendakari. La pena es que no cale también entre los consejeros y consejeras de su Gobierno para que apliquen procedimientos participativos en las políticas sectoriales que gestionan.
En fin, tiempo al tiempo.